Recupera Tu Seguridad y Equilibrio

Lourdes robles, curso de reflexión círculo de seguridad parental

¿Qué podemos hacer los padres para mejorar la AUTOESTIMA de nuestros hijos?

Todos los padres amamos a nuestros hijos y queremos que crezcan con buena autoestima pero... realmente ¿lo estamos SABIENDO HACER?

Empecemos por el principio.

 

¿Qué es la autoestima?

 

Este término está relacionado con lo que pensamos sobre nosotros mismos, tiene que ver con nuestro «autoconcepto» nuestra propia valoración, es decir cómo nos vemos a nosotros mismos; si estamos satisfechos con quienes somos y si nos sentimos valiosos y capaces.

Las emociones que sentimos al pensarnos y considerar si contamos con los recursos suficientes para enfrentarnos a las diferentes retos que nos vayan surgiendo en la vida o a los que voluntariamente queramos afrontar, son las que van generando nuestra AUTOESTIMA.

 

«De todos los juicios que hacemos de la vida, ninguno es tan importante como aquel que realizamos sobre nosotros mismos.»

 

No se nace con buena o mala autoestima, sino que es un constructo que evoluciona a medida que vamos teniendo experiencias en nuestra vida por lo tanto no es algo fijo y lo más importante,  se puede fortalecer… como nuestro sistema inmunitario.

 

La autoestima se construye bajo dos premisas:

  1. Autoeficacia: el sentido de eficacia personal, es tener la confianza suficiente en nuestras propias capacidades para afrontar los diferentes desafíos de la vida, son nuestros recursos internos
  2. Autodignidad: es un sentido de mérito personal, de sentirnos dignos, que es la capacidad de ejercer nuestro derecho a ser felices. Esto implica cuidarnos, proteger nuestros intereses, satisfacer nuestras necesidades y considerarnos merecedores de todo lo bueno de la vida.

¿Cómo se forma la autoestima?

Nuestro cerebro está programado para sobrevivir.  Evolutivamente el ser humano, ha sobrevivido como especie y hemos llegado hasta donde nos encontramos hoy en día porque hemos sido capaces de detectar las amenazas, sentir miedo, protegernos de ellas y de actuar en muchas ocasiones guiados por nuestro instinto inconsciente que nos lleva a actuar de una manera automática y refleja, luchando, huyendo o quedándonos paralizados.

 

Este miedo nos ha mantenido vivos a través de los tiempos.  Y esto tiene que ver con cómo está estructurado nuestro sistema nervioso periférico.  Si vivimos constantemente detectando amenazas, ya sean reales como es el caso de ser perseguido por animales salvajes o casi siempre imaginarias,  como pueden ser en la actualidad con la mayoría de cosas a las que nos enfrentamos los adultos, un jefe manipulador, una pareja tóxica o cualquier situación que nos suponga un reto… esto nos genera MIEDO, nuestro sistema nervioso simpático se activa segregando cortisol, y todo lo que ocurre en nuestro cuerpo a partir de ahí es una preparación para ponernos en las mejores condiciones para correr o luchar que es lo que nos garantizará salvar nuestra vida.

 

En el caso de nuestros hijos ya sean pequeños o adolescentes, si consideran que el entorno, sus padres, sus amistades, el colegio, un trabajo, una fiesta, exponerse en público es un reto peligroso para ellos, van a generar constantemente miedo, esa reacción primitiva y primaria, si no se sabe acompañar,  va a ir ganando terreno y va a ir construyendo defensas que terminan controlando  sus vidas.

Consecuencias de una baja autoestima

Una baja autoestima afecta a todas las áreas de la vida: relaciones, pareja, trabajo, salud, felicidad o éxito…. Si en cualquiera de estas áreas sentimos miedo e inseguridad, lo viviremos como una amenaza, saltarán todas nuestras defensas naturales y no nos sentiremos capaces.  Esto repercutirá en una resistencia al cambio y un apego excesivo a lo conocido, que es aquello que se tiene bajo control, para evitar así el miedo al cambio que nace del miedo al fracaso y del miedo al rechazo…

 

Si no nos sentimos seguros todo lo percibimos como amenazante y  no podremos vivir con tranquilidad, no tendremos la capacidad de sopesar la peligrosidad real de las cosas a las que nos enfrentamos, no podremos controlar nuestras emociones y no podremos ser dueños de nuestra vida, viviendo constantemente sobrepasados por las circunstancias. Este miedo o ansiedad nos hará escondernos, paralizarnos, no actuar, no atrevernos, no intentarlo y si no lo intentamos nos vamos a sentir peor…menos capaces y por ende, menos valiosos…

 
…Y como padres no queremos eso para nuestros hijos.
 
 

Muchas veces nuestras expectativas como padres de lo que queremos que sean y hagan nuestros hijos, impiden que veamos realmente cómo son nuestros hijos y esto influye negativamente a la hora de que se sientan aceptados, acompañados, validados en sus emociones que les son propias y esto a la larga desemboca en una baja autoestima o pobre autoconcepto.

No cabe duda de que todos los padres amamos a nuestros hijos, y tenemos las mejores intenciones… pero realmente ¿se lo estamos sabiendo transmitir?

 

Por lo tanto «es nuestra responsabilidad como padres sembrar esa semilla de confianza  en nuestros hijos» para que vayan construyendo un buen concepto de sí mismos haciéndoles sentirse seguros, aceptados, valiosos, merecedores y capaces.

¿Cómo hacemos los padres para mejorar la autoestima de nuestros hijos?

Los eventos que tienen mayor influencia en nuestras vidas, suelen tener relación con acontecimiento que nos marcaron en nuestra infancia, que tienen que ver con la manera que nos trataron nuestros padres, profesores o amigos.  He aquí de donde nace la importancia tan trascendental que ejercemos los padres sobre el carácter y la personalidad de nuestros hijos en la construcción de una sana autoestima e ir cimentando las bases de un “Yo Sano”. 

 

«Somos los padres los primeros que tenemos el poder de influir tanto positiva como negativamente en cómo se van a ver nuestro hijos y cómo va a ser su autovaloración».

 

 

Desde el nacimiento, se ponen en funcionamiento las neuronas espejo.  Los científicos consideran que son uno de los descubrimientos más importantes de las neurociencias en la última década del siglo XX.  Los niños comienzan a tener conciencia de quiénes son como seres distintos a nosotros, a partir de cómo han aprendido a verse con la mirada de sus padres o cuidadores primarios. Lo que les transmitimos con nuestro lenguaje verbal y no verbal es decir con nuestros gestos, con nuestra cara, con nuestra voz, nuestras palabras, nuestra sonrisa, las caricias, la cercanía, la felicidad al estar con ellos… esto es lo que nuestros hijos van a ir asimilando y a la vez van a ir construyendo esa imagen interna de lo importantes que son, de lo merecedores que son, de lo capaces que son…y esto va ir poniendo los ladrillos de ese templo en que queremos que se convierta su autoconcepto o por el contrario en algo inestable, inseguro y limitante.

 

Para ello lo que se ha comprobado a través de las investigaciones es que darles seguridad a nuestros hijos y crear en ellos esa confianza, es uno de los pilares más importantes que les podemos ofrecer a nuestros hijos para que vayan construyendo una sana autoestima. 

Es ir dándoles respuestas sensibles ajustadas y equilibradas y mantenerles en una zona de aprendizaje, sin sobreprotegerles (donde se quedarían en su zona conocida de confort sin afrontar retos), o siendo excesivamente exigentes, presionándoles hacia una zona de disconfort tan estresante para ellos que comiencen a crear defensas internas que serán las que más adelante salgan en forma de miedo para protegerles…

 

Si nuestros hijos han crecido convencidos de que el entorno es seguro, confiando en ellos mismos, en los demás, en sus capacidades, han ido superando retos, sintiendo la confianza  de que son válidos, de que pueden, de que han podido contar con ese adulto responsable, sensible y capaz que les ha acompañado, se han sentido comprendidos han visto cubiertas sus necesidades… se va a generar en ellos esa seguridad y esa confianza que les va a hacer poder acceder a su parte racional en las ocasiones en que tengan miedo, poder autorregularse, llegar a controlar ese miedo, afrontarlo, atreverse, actuando a pesar del miedo… o en otras ocasiones buscar la co-regulación de un otro, es decir el consuelo y el apoyo de los demás a veces tan necesario para sentir ese coraje sabiéndonos acompañados de esas figuras significativas.

 

 

«Darles a nuestros hijos seguridad es construir con ellos vínculos a través del apego seguro.  El apego seguro es la teoría de desarrollo socioemocional más investigada y validada de todos los tiempos que explica la mejor manera de acompañar a nuestros hijos en su sano desarrollo.»

 

Crear con nuestros hijos vínculos fuertes, sanos y seguros desde pequeños es:

  • aceptar a nuestros hijos tal como son, fijarnos en todo lo bueno que tienen en vez de en todo lo que nos gustaría cambiar  
  • ser esa «base segura» desde la que salir a explorar su mundo.
  • ser ese «refugio seguro» donde volver cuando nos necesiten,
  • Ofrecerles todas las posibilidades de aprendizaje, permitiéndoles explorar con seguridad.
  • estar ahí para ellos cuando nos necesiten.
  • tener conexión emocional con ellos, compartiendo todas las experiencias de su vida
  • dar afecto positivo en forma de caricias, besos, abrazos, miradas alegres…
  • saber acompañar sus emociones.
  • permitir equivocarse y aprender tanto de sus errores como de sus aciertos. 
  • ser bondadosos con ellos para que confíen en nuestra bondad para generar en ellos esa confianza tan necesaria para ir superando todos los retos que les vaya poniendo la vida.
  • saber leer, traducir y responder adecuadamente a sus necesidades ya sean físicas como emocionales.



Saber leer y traducir las necesidades de nuestros hijos en cada etapa de su vida es vital para que ellos vayan desarrollando esa sensación de CONFIANZA Y SEGURIDAD que se traduzca en una buena autoestima y puedan desarrollar todo su potencial .

Si detectas que tú no has tenido este tipo de vínculo con tus padres y no sabes cómo ponerlo en práctica para generar en tus hijos una «sana autoestima» tengo algo valioso para tí …

Te invito a formar parte de nuestra Escuela de Familias Seguras y trabajar esos vínculos seguros a través del Círculo de Seguridad Parental, la herramienta más poderosa para trabajar el apego seguro con tus hijos. 

El programa del Círculo de Seguridad Parental, es un programa de reflexión y aprendizaje para familias que tengan interés en entrenar herramientas y las habilidades para ofrecerles a sus hijos todo lo necesario para ir creciendo de una manera sana tanto física como mentalmente.  

El círculo de Seguridad Parental es un programa original de EEUU que lleva más de 20 años en funcionamiento y cuyo éxito incuestionable está avalado científicamente. Ha sido trabajado con éxito en países como USA, Canadá, Inglaterra, Finlandia, Noruega e Italia.

Entra en “LA ESCUELA DE FAMILIAS SEGURAS”, donde te acompaño en ese camino de darte cuenta y comprender lo que tus hijos sienten y necesitan en cada momento y ayudarte  a ACOMPAÑARLES en cada situación para que tengan un correcto desarrollo emocional que les ayude a desenvolverse con plena autonomía y a tener resiliencia.

 

“PADRES SEGUROS…HIJOS SEGUROS”

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